31 de marzo 2025

Menos estrés, más equilibrio: como el estado anímico influye en la piel

La piel es un reflejo de nuestro bienestar interno. Esta no sólo evidencia los efectos del envejecimiento natural, sino que también puede convertirse en el escaparate de todo aquello que no va bien en nuestro organismo.

Aunque mucha gente ya es consciente de que el estilo de vida y la alimentación son un factor importante en la salud dermatológica, el peso que tiene el bienestar mental en este sentido sigue estando en segundo lugar. Sin embargo, diferentes estudios1 han demostrado que el estrés es una de las causas más comunes de la aparición y aumento de afecciones dermatológicas como irritación, sequedad, dermatitis, acné o envejecimiento prematuro.

Los efectos del estrés en la piel

El estrés, tanto físico como mental, desencadena una serie de procesos hormonales que afectan, entre otras cosas, a la piel. Entre esas hormonas se encuentra el cortisol, la hormona principal del estrés, que se encarga de dar una respuesta cuando nuestro cuerpo se encuentra en una situación de lucha o huida. No obstante, cuando esa respuesta al estrés permanece una vez que la amenaza desaparece, la sobreexposición a dichas hormonas puede alterar nuestra salud dermatológica.

Las hormonas del estrés afectan negativamente la barrera epidérmica al disminuir los lípidos epidérmicos y las proteínas estructurales2, lo que provoca una menor hidratación y un aumento de la pérdida de agua. Esta situación puede agravar algunas condiciones dermatológicas como el eczema, el acné, la psoriasis e, incluso, la caída del cabello.

Pero no sólo el estrés puede ser detonante de los problemas cutáneos, la ansiedad y la depresión derivadas de este también afectan a la regeneración celular y la hidratación cutánea. Por ello es tan necesario identificar los factores que generan estrés con el fin de poder evitarlos.

Equilibrio emocional para una piel sana

Se ha demostrado que los periodos de estrés pueden empeorar la salud de nuestra piel y esto, a su vez, generar un mayor estrés; convirtiéndose, de este modo, en un círculo vicioso. Sin embargo, este puede ser un camino de ida y vuelta. Al igual que el estrés puede agravar los problemas dermatológicos, trabajar en pro del bienestar psicológico puede no sólo ayudar a aliviar los síntomas actuales, sino que, a la larga, también puede mejorar el estado general de nuestra piel.

Para ello, además de llevar un estilo de vida activo, una alimentación saludable y darle la importancia adecuada al descanso diario, se pueden llevar a cabo técnicas de relajación como la meditación, la respiración profunda o practicar mindfulness a la hora de enfrentarnos a nuestro día a día. De este modo, con menores niveles de estrés, nuestra piel podrá recuperarse con mayor facilidad.

Además de todo, es necesario llevar una rutina de cuidado facial adecuada para tratar las pequeñas imperfecciones que podamos tener, apostando por una limpieza diaria, una buena hidratación y la protección ante factores externos, como son la polución o los rayos ultravioleta.

Para conseguir mejores resultados, es imprescindible contar con la opinión de profesionales de la salud que tengan en cuenta la situación de cada persona para recomendarle los tratamientos más adecuados.

La medicina regenerativa como tratamiento a largo plazo

En el contexto de la medicina estética, el concepto de regeneración activa se refiere a la capacidad de estimular y acelerar los procesos naturales de reparación y renovación celular en la piel, es decir, ir a la raíz del problema para obtener resultados progresivos y duraderos.

La regeneración activa busca promover una restauración profunda de la salud y la función del tejido. Para ello, Nordberg Medical ha desarrollado, mediante su propia tecnología, un ácido poli-L-láctico (PLLA) de nueva generación que consigue una producción de colágeno y una regeneración activa del tejido que imita la que tu propia piel produce cuando eres más joven. Sin volúmenes extra, sin huella estética y con resultados más a largo plazo frente a otros tratamientos tradicionales.

Referencias:

1 Garg, A., Chren, M., Sands, L. P., Matsui, M. S., Marenus, K. D., Feingold, K. R., & Elias, P. M. (2001). Psychological stress perturbs epidermal permeability barrier homeostasis. Archives of Dermatology, 137(1). https://doi.org/10.1001/archderm.137.1.53

2 Maarouf, M., Maarouf, C., Yosipovitch, G., & Shi, V. (2019). The impact of stress on epidermal barrier function: an evidence‐based review. British Journal of Dermatology, 181(6), 1129–1137. https://doi.org/10.1111/bjd.17605